INTRODUCCIÓN:
El suelo es donde todo comienza. Pocas personas saben que los suelos son un recurso no renovable. Hacen falta más de 1000 años para que se forme 1 centímetro de suelo. Esto significa que el suelo que tenemos es el único suelo que habrá a lo largo de nuestras vidas.
Los suelos hacen cosas increíbles que a veces damos por sentadas. Sostienen la producción de alimentos, filtran el agua, son la fuente de nuestras medicinas y nos ayudan a combatir y adaptarnos al cambio climático.
Hay más organismos vivos en una cucharada de tierra que personas en nuestro planeta. En ningún otro lugar en la naturaleza hay especies con una población tan densa como en los suelos. La biodiversidad es importante para el bienestar de nuestro planeta; ayuda a las especies a sobrevivir y adaptarse a los cambios en la naturaleza. Preservar la biodiversidad significa ayudar a hacer nuestro planeta resiliente, adaptable y saludable. La agricultura orgánica, el pastoreo por rotación, la rotación de cultivos y la agricultura de conservación pueden preservar la biodiversidad de los suelos. Estos métodos aumentan de manera sostenible la productividad agrícola sin degradar los recursos de suelo y agua.
En Andalucía el 70% de la superficie agrícola sufre riesgo de erosión.
En los últimos cuarenta años, un tercio de la superficie cultivable del planeta se ha vuelto improductiva por este motivo. Es a lo que nos referimos cuando hablamos de desertización.
HABLEMOS A NIVEL LOCAL:
Fíjense en las siguientes imágenes tomadas en una zona cercana a la cortijada de Majonda (El Saucejo):
Sólo unos escasos metros separan una foto de la otra, la diferencia está en la aparición de escorrentías y con ella la erosión y pérdida de suelo.
Como se puede apreciar, las escorrentías aparecen en la zona donde no encontramos cubierta vegetal, es decir, zonas de laboreo.
Ahora fijémonos en la zona donde aparece la cubierta vegetal, es decir, donde no hay laboreo:
¿POR QUÉ EL NO LABOREO EN OLIVAR?
El laboreo se viene usando cómo forma tradicional desde hace miles de años como método de airear el suelo, pero el que sea algo tradicional no significa que sea lo correcto o conveniente.
El laboreo elimina las cubiertas vegetales naturales que sustentan el suelo con sus raíces y rompe la capa fértil haciendo que las partículas estén sueltas por lo que ante las lluvias y agravándose en zonas de pendiente, estas partículas son arrastradas llegando a formar las escorrentías, así que el terreno será propenso tanto a la pérdida de suelo como a la pérdida de retención de humedad.
Cuando disminuyen las labores y cesa el volteo del suelo su estructura mejora lentamente y se incrementa el contenido en materia orgánica; en especial aumentan aquellas fracciones orgánicas menos descompuestas y más jóvenes, que son las principales responsables de la formación de macroagregados y su estabilidad.